19 de agosto de 2014
(...) Avancé hacia la puerta que dijiste dejarías abierta.
Estaba justo en el lugar indicado, tras el último árbol del camino.
No había más presencia humana alrededor, que la mía.
Tan solo se oían, movidas por una leve brisa, las hojas de aquel árbol.
A lo lejos el canto de un pájaro que se había despistado en su vuelo.
Con ligeras dudas, pasé el umbral de la puerta.
Lo que luego vi, ya es motivo de otra historia...
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