10 de marzo de 2014
Suena el despertador.
Enmudecido por mis sueños continúa su canto sin ni siquiera ser escuchado. Continúa su llanto lastimero, intenta arrebatarme mis últimos minutos de libertad. Pero no se lo permito, continúa mi sueño, la calma me acompaña, la paz me inunda.
Y finalmente, decido apagarlo, frenar su molesto ruido. Y lo apago para siempre.
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