miércoles, 5 de febrero de 2014

Correspondencia

5 de febrero de 2014

Hacía siempre el mismo recorrido. Cualquiera que fuera su camino, siempre acababa ante aquella  minúscula puerta.
Buscaba tras ella lo que podría ser el momento más dulce, o el más amargo de sus días.
Su diminuta cerradura se convertía cada día en el único obstáculo entre el ahora y el resto de su vida.

Presentía que ya quedaba poco, muy poco para que terminara su tortura.

Un día sin nada de especial, como todos y cada uno de los que inundaban su existencia, volvió como de costumbre a acercarse a la puerta.
Cogió en su mano temblorosa aquella llave. La introdujo en la cerradura, y con torpeza, logró abrirla.

Respiró hondo varios segundos... Presentía que algo sucedería.

La puerta se abrió desde que extrajo de ella la llave...
Sus sospechas eran ciertas. Allí estaba la carta por la que tanto tiempo había esperado. La carta con el matasellos que de sobra conocía.
Dentro de aquel sobre...

El comienzo de su nueva vida.


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