5 de abril de 2014
Le dio más aire a ese fuego,
oxígeno para reavivar aquella llama que corría el riesgo de apagarse.
La alimentó incrementando su fulgor,
haciéndola cada vez mayor y más poderosa.
La cuidó y protegió evitando así que perdiera su intensidad,
que muriera y dejara a oscuras ese lugar, ya de por sí triste y oscuro.
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